Los nombres de Dios en el Antiguo Testamento son importantes para comprender quién es El y cómo es. Los nombres divinos son para expresar hechos importantes acerca de la naturaleza de Dios.
Para los hebreos, los nombres eran descriptivos y expresaban significados. Nunca se usaban simplemente para distinguir a una persona de la otra. El nombre de una persona representaba su esencia distintiva, su carácter, un elemento esencial en su personalidad. El nombre de una persona era casi el equivalente de su ser e individualidad. La naturaleza interna de una persona u objeto se expresa en el nombre. El nombre de una cosa es el sello de su naturaleza y la expresión de la impresión que hace su naturaleza. El nombre de un hombre pudiera representar un ideal al que él no pudiera aproximarse; pudiera ser más de lo que él es. Pero el nombre de Dios no puede medir totalmente lo que El es. Sin embargo, a pesar de sus limitaciones, los nombres aplicados a la Deidad, son información teológica Importante.
Aun el término shem (nombre) cuando se aplica a Dios, lleva consigo un especial significado. El nombre de Dios es en efecto, la suma de toda su revelación de sí mismo. Así se usa en Salmos 8:1, “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!” (ver también v. 9; y 89:12). La bendición levítica de Números 6:22-27 es "pondrán el nombre del Señor sobre su pueblo, dándoles la seguridad de su presencia" "Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce a ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre los hijos de Israel, y yo los bendeciré" (vv. 23-27). El nombre del Señor se usa también como expresión del hecho de la presencia de Dios. Las tribus habrían de ir a adorar al “lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis. Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos y la ofrenda elevada de vuestras manos” (Dt. 12:5-6, ver también 1 R, 8:29; Is. 18:7; Jer. 7:12).
El “llamar en el nombre del Señor” es llamar a Dios mismo y expresa la esencia de la adoración. En los días de Enós, el hijo de Seth “los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová” (Gn. 4:26). Abraham construyó un altar cerca de Bethel en su primer arribo a Palestina “e invocó el nombre de Jehová” (12:8; ver también 13:4, 21:33; 26:25; 1 R. 18:24).
Ese nombre es santo (Lv. 20:3; 22:2, 32; 1 Cr. 16:10; y con frecuencia en los Salmos). No debe tomarse en vano (Ex. 20:7; Dt. 5:11). “Proclamar el nombre del Señor” es decir qué Dios (Ex. 33:19; 34:6-7). Hablar (Dt. 18:22; 1 Cr. 21:19), bendecir (Dt. 21:5, 2 S. 6:18), o actuar (1 S. 17:45; Sal. 118:10-12) en el nombre del Señor, es hablar, bendecir o actuar con su autoridad y poder.
Hay varios nombres divinos específicos para considerar, pero los dos. más importantes se dan en los primeros tres capítulos de Génesis. Los nombres son Elohim (Dios; Gn. 1: 1-23) y Yahweh (el Señor; 2:5 ss.).
El Creador Dios
La teología del Antiguo Testamento principia donde la Biblia principia, con el Creador Dios de Génesis 1:1 “En el principio ... Dios...” La Biblia primero responde a la pregunta ¿Quién es Dios? con la afirmación “Dios es el Creador de los cielos y de la tierra y de todo lo que en ellos hay.”
“El principio” se refiere específicamente al origen del universo finito. La Biblia habla de realidades “antes de la fundación del mundo” y de la “gloria, antes que el mundo fuese” (Jn. 17:24-5; ver Ef. 1:4; Tit. 1:2; 1 P. 1:20). Francis Schaeffer condensa los datos diciendo: “Algo existió antes de la creación y ese algo fue personal y no estático; el Padre amaba al Hijo; había un plan; había comunicación; y se hicieron promesas antes de la creación de los cielos y de la tierra.”
Elohim y El
Aquí, el término traducido en “Dios” (y por todo el Antiguo Testamento, virtualmente en toda versión hispana) es Elohim. Elohim ocurre 2,500 veces en el Antiguo Testamento hebreo. Se usa como la designación para el verdadero Dios viviente más de 2,200 veces. Se usa 245 veces para describir a los dioses de los paganos, para los ángeles o para hombres de un rango superior.
En cuanto a forma, Elohim es un plural. La derivación y significado original de Elohim es incierto. La raíz El es común a otros idiomas semíticos tales como el asirio, el fenicio y el aramaico. Se cree que significa “ser fuerte,” “el fuerte,” "el estar al frente, el Líder.” Cuando se usa como un nombre común como en Génesis 31:29, se traduce en “poder”
Cuando el singular El se usa refiriéndose a Dios, casi siempre se modifica por otro término: por ejemplo, “Dios el Altísimo” (El Elyon Gn. 14:18-20, 22; Nm. 24:16; Dn. 3:26); “Dios Todopoderoso” (El Shaddai Gn. 17:1); “el Dios eterno” (El olam Gn. 21:33); “El Dios viviente” (El chay Dt. 5:26); “el Dios de misericordia” (El Nahum Ex. 34:6); y “el Dios que ve” (El ro'i Gn. 16:13).
El ocurre también muchas veces en nombres de personas y lugares-Israel (“Dios lucha”), Bethel (“casa de Dios”), Emmanuel (“Dios con nosotros”), Joel (“Jehová es Dios”), etc. La forma singular Eloah se usa 41 veces en Job pero raramente en otro lugar.
El Shadda¡
Dos de los términos de definición usados con El son lo suficientemente importantes como para considerarse un poco más. Uno de ellos, El Shaddai, “DiosTodopoderoso” ocurre primero en Génesis 17:1 en el llamado de Dios a Abraham de que anduviera delante de El y fuera perfecto. Esta frase ocurre cuatro veces más en Génesis (28:3, 35:11; 43:14; 48:3), una en Éxodo (6:3) como el nombre por el que Dios había sido principalmente conocido por los patriarcas, y una vez en Ezequiel (10:5). Ha-Shadda¡ (“el Todopoderoso”), sin embargo, ocurre 42 veces: tres veces en el Pentateuco y tres en los Profetas; el resto en la literatura poética -más frecuentemente en Job. Siempre se usa en relación con el verdadero Dios.
Como sucede con muchos otros términos del Antiguo Testamento hebreo, se desconoce la derivación exacta de Shaddai. Todas las explicaciones sugeridas convergen en una idea común “la de poder: poder que protege y bendice” (Gn. 17: 1; Job 8:5, Sal 91:1), o poder que castiga (Job 5:17; 6:4; 21:20; Is.13:6)" Cuando se usa como protección y bendición se tiene especialmente en mente la idea de Dios como el Dador bondadoso.
El Chay
“El Dios viviente” (El chay) ocurre 14 veces en el Antiguo Testamento (Dt. 5:26; Jos. 3:10; 1 S. 17:26, 36; 2 R. 19:4, 16). Además, tales expresiones como “el Señor vive” y “vivo yo dice el Señor” son comparativamente frecuentes (Nm. 14:21; 28; Dt. 32:40; y frecuentemente en los libros históricos).
En muchas maneras, El chay es la designación más característica del verdadero Dios en el Antiguo Testamento así como en el Nuevo. “Dios, quien es el Dios viviente, nunca es estático. La vida es la característica esencial del Dios viviente. El es el Creador y sustentador de todo, Soberano sobre todo, bendito sea para siempre.”
Dios el Creador
Elohim, por tanto, generalmente lleva consigo el significado de fuerza, poder, potencia. Es el término adecuadamente usado por todo Génesis 1:1-2:3 cuando se describe la obra de la creación. Elohim es el Dios Creador quien hace que todas las cosas sean por la palabra de su poder. El es la Fuente y Base de toda realidad.
En sus primerísimas páginas, la Biblia rechaza tanto el panteísmo filosófico (la enseñanza de que Dios y el universo total son idénticos) como el deísmo (la teoría de que Dios puso a andar el universo y lo dejó a expensas de sus leyes impersonales). Dios no se identifica con el universo. El universo es su mano de obra. Por el otro lado, el universo no podía existir aparte del poder creativo y sustentador de Dios. “Los cielos y la tierra” (Gn. 1:1) corresponde con lo que nosotros llamaríamos “el universo” -el reino de lo físico y de los seres síquicos finitos y basados en lo material.
Y así como la existencia de Dios nunca fue disputada por la mente hebrea, su actividad creadora tampoco lo fue. Cada división principal del Antiguo Testamento contiene este énfasis. Génesis, los Salmos e Isaías especialmente, recalcan el hecho de la creación divina -no como una doctrina que hay que defender, sino como la explicación de los principios de la historia humana y la expresión de alabanza y fe en el continuo señorío de Dios sobre su mundo. El salmista lo expresó así: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” (Sal. 19:1)
El Dios del Pacto
Además de Elohim en el relato de la creación de Génesis 1-2:3, se agrega otro nombre en 2:4-3:24. Es el nombre sagrado Yahweh, conocido también como el “Tetragrámaton” por sus cuatro consonantes hebreas JHVH.
¡¡¡¡Maranata Cristo viene!!!!